lunes, 27 de octubre de 2008

MONADAS CITADINAS...

EN NOMBRE DE MI AMO
Un cuento de Danilo Gutiérrez Baella (Año 2007)



Un ventarrón fresco sacudió mis pestañas, y el chirrido disonante de un organillo destempló mi dentadura. Volví la mirada, y el causante de tal desacierto se encontraba allí. Un viejo desgarbado, con chaqueta raída y colores de payaso alicaído, sacudía su organillo con violencia buscando las notas perdidas entre telarañas de polvo y engranajes oxidados.




Asomó de la caja apolillada el gorrito marinero de muñeco, y luego la cabeza erizada del mono asustado por los temblores iracundos de su amo. El pobre animal trepaba y descendía con rapidez, y con los nervios crispados, buscaba liberarse del collar de cuero que impedía la ansiada huída por los verdes matorrales del parque.




Me acerqué al viejo, y le vi más sucio y andrajoso que antes. “¿Cuánto es?” – le pregunté – “Dos soles nomás, que estoy de oferta…”. Metí los dedos en mi bolsillo de jean apretado, tratando de no confundir la moneda de cinco con las de a sol.




Pagué los dos soles al señor. Mientras tanto el mono me ignoraba, y seguía en su intensa lucha por la libertad. El viejo sacó una varilla, y dio con ella un golpecito en el gorrito marinero del mono. Con grandes gestos, mostrando los colmillos, el mono reclamó a su amo el golpe e hizo ademán de entrar al cajón para cumplir su tediosa labor. Pero antes se detuvo congelado, y se dedicó a observarme. Mi mirada se cruzó con la del mono, y les juro que entrecerró sus ojos, los volvió a abrir con lentitud, y guiñó el izquierdo antes de ingresar a su cajón.



Una espera incómoda se traducía en miradas extraviadas del viejo y mías hacia el piso, los árboles, nuestros zapatos, y coincidieron ambas en el apolillado cajón. Nada, el mono no salía. El viejo carraspeó dos veces, y el mono no salió. El viejo dio con su varilla contra el organillo, casi quebrándose ambos por el impacto, pero el mono no salió.



Entonces el viejo, con el rostro colorado y las manos temblando por la rabia que le produjo la insurrección de su pequeño esclavo, encendió un fósforo y lo arrojó por la abertura circular del cajón. Asustado por la integridad del animal, traté de evitar que el fósforo ingrese al cajón, sin éxito. Volviéndome al viejo organillero, increpé airado su terrible crueldad para con el animal. Pero quedé en silencio al ver que del orificio del cajón brotaban bocanadas de humo, argollas de humo, y hasta perfectos corazones de humo. Luego, asomó el bracito del mono con un pucho viejo entre sus delicados dedos, el mismo que, a ciegas, arrojó encendido y con asombrosa puntería hacia la cara de su amo.



Ante eso el viejo, al borde del histerismo, gritó improperios, y el mono nunca salió. El viejo, desesperado por la rebeldía del animal, sacudió con violencia el cajón. Sólo entonces el mono asomó su gorrito marinero por el orificio, alargó su brazo, y me alcanzó un papelito verde enrollado y amarrado con un delicado hilo dorado.



Dejé al viejo y a su organillo, molesto por el maltrato en contra del pobre mono, y casi olvido abrir el papelito de color verde entregado con sufrimiento y resignación. Al cabo de diez lentos metros andando por el sendero de piedras lisas y azuladas del parque, salpicadas todas de césped mal cuidado, y brillantes por el suave sol de la tarde, me detuve. Desaté el hilo dorado que rodeaba el papelito verde, el mismo que decía:



“¿Te gustó mi show? Yo soy el amo del organillo, y le doy de comer a este señor. Él no es tan malo como parece.

¡Buena suerte, y que tengas un bello día!

El Mono”.




Sorprendido por el mensaje tan directo y personal, retrocedí unos pasos y volví a enfocarme en el viejo organillero. Él estaba junto al mono compartiendo con cariño un barquillo sin helado, boca a boca. El mono estaba masticando tranquilo, y con sus manitos rosadas sujetando un trozo de barquillo, volvió a mirarme, sonrió, y guiñó el ojo izquierdo otra vez.

1 comentarios:

sanDRII dijo...

Realmente uno no se imagina lo animal que puede ser una persona, sino hasta que se lo dice otro animal. Me gustó el escrito, es muy tuyo.
Saludos...