martes, 31 de agosto de 2010

PARA DIOS, NADA ES IMPOSIBLE

Por Danilo Gutiérrez Baella, agosto 2010
Cuando un joven adinerado preguntaba a Jesús qué tendría que hacer para alcanzar la vida eterna, recibió la respuesta final menos imaginada por él:
"Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme." (Mateo 19:21) Mateo nos cuenta que este joven se retiró triste, y que Jesús declaró: "Vuelvo a decirles que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios." (Mateo 19:24). Ante el desconcierto de sus discípulos que veían imposible que alguien llegara a salvarse por ser tan difícil acceder (como humanos) al reino de Dios, Jesús dijo: "...Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible." (Mateo 19:26).
¿Alguna vez has sentido que encontraste la razón de tu vida, descubriste el camino que Dios te marcó para llegar a Él, y de pronto se presentaron obstáculos imposibles de vencer que te hicieron retroceder en forma irrevocable? A través de los siglos, el Señor nos ha mostrado la manera en que nos levanta de la rutina y la mediocridad mundana, y nos asigna un propósito muy claro a seguir que cambiará radicalmente nuestra vida, y con certeza la de muchos que estarán cruzando nuestro camino a partir de entonces. Pero este proceso espiritual tiene características que, siendo analizadas con el criterio humano y vistas con los ojos de carne, pueden parecer imposibles de llevar adelante.
En mi corto andar por los caminos del Señor, he podido comprobar cuán fuertes son las pruebas que el Señor antepone para el cumplimiento de su obra en el mundo, y el por qué de las mismas. Permítanme clarificar esta experiencia, basándome en lo que la Palabra nos narra poco a poco a través de su historia...
1ra. etapa: EL LLAMADO.-
Dios siembra un anhelo muy claro en nuestro corazón, un anhelo que va más allá del mero surgimiento personal, y que desemboca siempre en un proyecto de servicio y entrega hacia los demás. El hombre puede tomar algo de tiempo en identificarlo como tal, pero tarde o temprano se darán los primeros pasos por el camino que el Señor marcó para cada uno de nosotros. "Extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: <>". (Jeremías 1:9,10)
2da. etapa: EL ABSURDO.-
Al iniciar el andar por la senda que el Señor ha fijado, se producen situaciones complicadas que suelen intimidar al hombre en su ruta con propósito, le confunde y lo pone en prueba de su fe en Dios. Como ejemplo de esta afirmación, basta leer el libro del Éxodo para darse cuenta cuántas veces el pueblo de Dios dudó de Su poder ante la adversidad, y se volvió irónico desesperadamente ante Moisés con respecto a la promesa de obtener para ellos la tierra prometida. Ya libres del yugo de los egipcios, el corazón del faraón y los de sus hombres del entorno los llevó a cuestionarse el por qué habían cedido y dejado ir a quienes les hacían todo, volcándose totalmente armados a tomarlos como prisioneros otra vez. El pueblo de Israel al verse entre el ejército egipcio a punto de caerles encima, y sin salida ante las orillas del Mar Rojo, reclamaron a Moisés: "No había sepulcros en Egipto, y tú nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué nos has hecho esto? ¿Por qué nos has sacado de Egipto? Ya te lo decíamos en Egipto: Déjanos servir a los egipcios, porque mejor nos es servir a los egipcios que morir en el desierto." (Exodo 14:11,12). La historia es muy conocida, y sabemos que Moisés abrió el Mar Rojo por la mitad con el poder de Dios para darle escape a su pueblo en esta nueva persecusión egipcia. Sin embargo, las manifestaciones poderosas y excepcionalmente visibles del Señor en Egipto y fuera de Egipto no sirvieron de mucho para avivar la pobre fe de los hijos de Israel, y estos sintieron que aquello que sucedía era absurdo, y fatal para su supervivencia.
3ra. etapa: EL LIDERAZGO DE DIOS.-
Una vez que hemos tenido la fe suficiente para vencer los obstáculos y adversidades, debemos tener en cuenta que nunca fuimos nosotros los que los vencimos, sino Dios en su infinito poder. Cuando Josué recibió la conducción del pueblo de Israel por encargo de Dios a Moisés antes de morir él, el mandato de cruzar el río Jordán vino con muchos ánimos de esfuerzo y perseverancia. Una vez clara la misión, Josué reunió a todos los jefes de tribu para transmitírselo en conjunto, y ellos le respondieron: "...Nosotros haremos las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes. De la manera que obedecimos a Moisés, así te obedeceremos a tí; solamente que Jehová, tu Dios, esté contigo, como estuvo con Moisés. Cualquiera que sea rebelde a tu mandamiento y no obedezca tus órdenes en todas las cosas que le mandes, que muera. Tú, solamente esfuérzate y sé valiente." (Exodo 1:16,18). Nótese como los jefes de tribus acondicionan esta obediencia: "... solamente que Jehová, tu Dios, esté contigo,...". Todos ellos tenían muy claro quién era el líder tras Josué: Jehová, nuestro Dios. Y así igual en nuestro recorrido por los caminos del Señor, NUNCA debemos perder de vista que es Él el que nos lleva y utiliza como instrumentos de Su obra de acuerdo a Sus planes, no al nuestro.
4ta. etapa: ORACIÓN PERMANENTE.-
"Clama a mí, y Yo te responderé, y te mostraré cosas grandes y ocultas que tú no conoces." (Jeremías 33:3). En todo momento y lugar, en plena ejecución del plan y misión de Dios, debemos orar en relación directa y perfecta con Él. Será Dios quien nos oriente y muestre cuál es el siguiente paso a dar, y lo hará en formas que sólo el que está en Dios lo entenderá. El agradecimiento y la alabanza de adoración serán también infaltables en reconocimiento a la presencia divina, y a todo el amor que derrama sobre nosotros y aquellos que se vayan plegando a la misión para la realización de Su obra.
5ta etapa: LA OBRA ES GRANDE.-
Dios dijo que no sería David el que construiría Su templo por la cantidad de sangre que David derramó en Su nombre. Sería el joven Salomón, hijo de David, al que le encargaría la ejecución de la obra. "Después dijo el rey David a toda la asamblea: <>". (1 Crónicas 29:1) En nuestras vidas, todo propósito sembrado por Dios será GRANDE, no importa la edad que tengamos, ni las limitaciones físicas, geográficas, culturales o económicas que nos acondicionen. No importa el tiempo ni la magnitud que nuestros sentidos perciban: la obra de Dios SIEMPRE SERÁ GRANDE.
6ta. etapa: LAS OFRENDAS, PUES TODO ES DE ÉL.-
Continuando con la escena anterior, el rey David declara: "Con todas mis fuerzas yo he preparado para la casa de mi Dios, oro para las cosas de oro, plata para las cosas de plata, bronce para las de bronce, hierro para las de hierro, y madera para las de madera...". (1 Crónicas 29:2). Pero más adelante, David termina preguntando: "... ¿Quién quiere, pues, hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová?" (1 Crónicas 29:5). Ofrendar, no es dar limosnas, pues esto no tendría ningún sentido a esta altura de la misión de Dios. Ofrendar es devolver a Dios lo que Él nos ha dado, fructificándolo para la ejecución de Su obra. "Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura." (1 Crónicas 29:14,15).
El pueblo de Israel guiado por Moisés y Josué llegó a la tierra prometida, el templo de Jehová construído con la conducción de Salomón. Todos fueron hombres llamados por Dios, y ellos correspondieron a ese llamado, cumpliendo el plan divino, como tantos otros hombres conocidos o no que a través de la historia lo han realizado en Su nombre.
Te animo a que seas uno de ellos, y ores permanentemente en la búsqueda del propósito que Dios fijó en tu vida. El día que reconozcas ese plan divino para tí y lo enrumbes, no titubees, pues Él estará contigo. Nosotros, sus siervos, seremos instrumentos de amor para obras muy grandes y ocultas aún para nuestros ojos, cosas que no conocemos hoy y que le darán un verdadero sentido a nuestras vidas y a las de muchos más que aún no le conocen... para muchos que creen que son ellos mismos los que hacen las grandes obras, y descartan aquellas que son "imposibles".

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Danilo Gutiérrez Baella, Agosto 2010




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