Hola mi amor precioso, soy tu papá. Sí "Chiflús", tu papito que te adora y que siempre te encomienda al Señor desde su trinchera temporal de servicio a Él, un poco lejana a tí por hoy.
Sé que no hemos hablado desde el 6 de octubre de este año que ya termina, desde el último beso y bendición que te dí con palabras sin voz, cogiendo tus manitos tibias, besándote en la frente, acariciándote tu cabello por aquella "última" vez. Razones que superan tu entendimiento actual me llevaron a tomar una decisión de cambio en mi vida, que también es la nuestra hijita. Razones que ponían en peligro mi integridad personal, y la seguridad de poder velar en absoluta PAZ por tí y por tu hermanita Sandra en un futuro próximo. Muchas razones que, estoy seguro, juntos conversaremos en unos años, y que entenderás mejor de mis propias palabras, con el amor e inspiración que hoy Dios pone en mi corazón.
Me han pasado muchas cosas desde entonces hijita. He llorado un poco o mucho por dentro, no te lo puedo negar. El alejarme de tus hermanas Mayra y Danielita me desgarraron el alma también, pero no había más opción. Finalmente, están con su madre que también es tuya, y son atendidas con preocupación, a pesar de cualquier problema o tormenta de sentimientos que pueda existir en ese hogar.
Ese día tan difícil me recibieron tus Tatas Alberto y Victoria, esos abuelitos lindos que tienes en Miraflores, junto a tu tía Vickyta y tu primo Roland. También me asistieron en mis necesidades mínimas y mayores mis hermanos (tus tíos). Todos ellos se preocuparon de inmediato por mí, dándome un lugar donde poder dormir, y también comer. Sin embargo, la empresa donde trabajaba cerró ese mismo mes, a 20 días de dejarte, y sólo pude atenderte por una vez con pañales, leche, shampoo, jabones, pañitos... ¡en fin! Todo en una caja cerrada enviada por correspondencia a la casa de tu madre para poder continuar con mis atenciones contigo, como siempre lo hice, amándote y cuidándote como tú te mereces hijita.
Sin embargo, el recuerdo de mis canciones mientras te bañaba y jugaba contigo, o cuando te daba de comer, o te hacía dormir. Los momentos de sonrisas y coqueteos maravillosos cuando aprendiste a caminar, y cuando te paseaba en tu coche con tus piernecitas estiradas al viento por el parque El Carmen, o al ir a comprar por la vecindad... todo eso me viene en golpes a la memoria y a mi sensibilidad de padre amoroso, y me duele el corazón.
Pero hay cosas nuevas en mi vida, que es la nuestra, mi amorcita linda... Te cuento que he conocido a DIOS en este corto tiempo, y Él ha sanado mis heridas más profundas llenando mi corazón con todo su amor. Ahora tengo más Hermanos... ¡sí, mi amor! Hermanos en Cristo, que trabajan conmigo ayudando y rescatando a otros hermanitos más jóvenes de caer en vicios y mal vivir. El Señor ha sido bueno conmigo, y ha llenado mi corazón con ternura santa, la misma que me permite hablar en otras formas con ellos, y compartir Su Palabra con amor.
Es el Señor, nuestro Dios, aquel que ha tomado todo mi sufrimiento, temores e incertidumbres en Sus Manos. Es Él el que tiene tu cuidado a Su cargo, y vela por tí mientras yo le sirvo en esta bella misión, y será Él el que nos permita volver a encontrarnos muy pronto, Natalia Lucía, sólo Él. Jesucristo depositará su amor en los corazones que ahora viven cerrados a Él, que se encuentran llenos de odio y rencores, pobredumbres que sólo se tienen cuando no se le conoce, y sobre ellos hará Su Justicia. Él nos volverá a reunir muy pronto, pequeña "Chiflús", con maravillosas experiencias de por medio, y ese día clamaré por Él más que nunca al cumplir con Su promesa de amor con nosotros. No te desesperes, pronto lo verás.
Por mi lado, sigo orando por tu seguridad, por tu integridad, porque nada te falte, sobre todo, el amor de la familia que tienes hoy a tu alrededor. No me importa recuperar nada material, hijita linda, sólo a tí, y nada más que a tí.
Mientras tanto, seguiré aprendiendo a servir al Señor, preparando a tu hermanita Sandra y a otras personas cercanas a recibirle en sus corazones, y haciendo el camino también para tí, según la Santa Voluntad de Él, no el afán mundano de tu papá ni su ciega voluntad. Sólo Su Voluntad dará esa posibilidad, ya lo verás, y lo conocerás.
Te encomiendo totalmente a nuestro Señor, Natalia Lucía. Esa será nuestra maravillosa y eterna navidad en Él. Y como siempre, te doy un beso de buenas noches con el mismo amor con el que te hacía dormir, amándote profundamente, cuidando de tí, mi Herencia bendita.
Feliz Navidad, bebita. Dios te guarde y permita que entre todos tus angelitos de ensueño, haya uno con mi rostro que te haga reir y jugar como entonces, hasta que Él nos reuna otra vez.
Te amo hijita, y te ama Él. Buenas noches mi amorcita linda.
Tu Papito Dany
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