jueves, 29 de octubre de 2009

FIFTH AVENUE A LA CREOLE...

Hace un momento he regresado de caminar por el Centro Monumental del Cercado de Lima. Para variar, un bolondrón de congestiones y desorden digno del análisis y actualización urbanística de la que nos habla en mil formas ingeniosas nuestro amigo Pepe Orrego (Arquitecto, amigo y miembro de mi promoción XLVI del Colegio Champagnat). Es verdad que hay quienes, sin trabajar forzosamente en el centro mismo de Lima Cuadrada, disfrutamos más de lo cotidiano al andar. La Plaza Mayor, bella, pacífica e imponente, contrasta un poco más allá con el bullero mercachifle caminante que va poblando Lima otra vez, con el personaje anónimo, ansioso y encorbatado que se desplaza hacia un punto perdido de la gran urbe y desaparece, con los microbuses contaminantes que más atropellan que recogen a cientos de desesperados esquineros, con las interminables transformaciones de clásicas avenidas como España, Emancipación y más.
Pasé por la Plaza San Martín, y encontré una novedad: un grupo de artistas de diverso estilo ha expresado su intención de relacionar esta cotidianeidad del parroquiano de Lima con sus monumentos e historia. Por ejemplo, uno de ellos ha edificado una serie de plataformas en dos niveles alrededor del monumento al Gral. Don José de San Martín. De esta forma, quienes aún levantaban la cabeza para ver los detalles de las suelas de las botas del Generalísimo, podrán disfrutar de la única experiencia de ubicarse face to face con él, y ver el entorno monumental a su misma altura, así como los detalles artísticos de la estatua en sí, y su relación proporcional a la figura humana del visitante. La muestra se titula YO Y SAN MARTÍN (lo de "yo" por delante obviamente es adrede, por la relevancia del transeúnte común que le da vida al entorno monumental, y a la intención de dárselo a saber).
Otra artista ha revestido el antiguo y abandonado Teatro Colón con una suerte de rompecabezas cúbicos de papel que se sacuden al viento, y que muestran en gris, blanco y negro el frontis del edificio a tamaño natural, pero movido hacia la izquierda. Esta muestra se titula FOTO MOVIDA, y sugiere una revisión del estado actual de dicho inmueble, su muda presencia sin acción en la vorágine capitalina, y un llamado al estilo "¡Hey, aquí estoy!" para los miles de paseantes que ni se fijan en el. Por otro lado y en una fecha específica participarán todos los que puedan tomarse una foto con celular de sí mismos con el fondo del antiguo edificio de la Compañía Peruana de Teléfonos y remitirla por MSN a una dirección institucional. Posteriormente se elegirá entre ellas la que será sometida a una ampliación monumental para colocarse de fachada en el edificio en cuestión.
Luego de esta breve pausa, seguí mi ruta por la avenida Nicolás de Piérola (ex Colmena), en la cual también están levantando breas y aceras para darle mejores vistas. Mientras caminaba inspirado por la Lima vieja y menos vieja en franca reforma, no pude dejar de observar caducos establecimientos clausurados dedicados a fomentar el meretricio, y alguno por ahí salvando aún la licencia, y decidí volar imaginariamente a diez metros por encima de mi posición para observar a una Lima que no termina de irse, pero que se irá irremediablemente, transformándose y desdibujándose una y otra vez, dejando paso a una mixtura de generaciones multiculturales que posiblemente terminen convirtiendo a estas avenidas en lo mismo que hoy son: espacios en los que no se duerme, en reflejos telúricos y alienados por el estilo de orbes palpitantes y devoradoras donde el arte, la arquitectura, el tráfico vehicular, el turismo en todos sus estilos, el negocio en tiempo real y la mendicidad se seguirán dando la mano pero con una piel diferente, quizás más curtida, menos personal.

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